Descansa en el costado del África negra como una mota en el mundo inmenso, un pedazo de tierra oscura, con gente de mente tal vez más oscura. Allí donde el amar daña sus tierras verdes descansan dos de sus más grandes ciudades, abiertas al vaivén de los embistes oceánicos. Allí ese diminuto trozo de libertad encarcelada, se yergue Guinea Ecuatorial, tierra de sus paisanos y descanso de sus ancestros. Guinea no es un país grande, como ya habrán supuesto, tampoco es de los emergentes, aunque la gente lo dé por supuesto, con sus grandes riquezas y ricos de diamante negro. Pero no, Guinea es el país como alguien pésimamente dijo "tiene de todo y le falta de todo". Dos ciudades son el centro de su economía importada. Teresa Casandra
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