La oscuridad que cae nos envuelve en una manta negra, la misma manta que ciega mis ojos a la realidad. Tú, tan impasible al rozar de la oscuridad, la negrura que emana tu piel se confunde en el ambiente y se evapora. Mi amor, eres quieta de mirada y sonrisa dulce, la sonrisa que hace iluminar los astros de mis ojos mientras nado en el mar de tu oscura mirada.
Eres divina como es divino quien te creó, siempre sencillamente tú, si disfraces ni hipocresías, me caigo maravillado ante la transparencia de tu alma.
Te quiero en el silencio de mis días, sentimiento desgarrador que consume mi vida, y te sigo queriendo aunque no seas mía.
Cuando la luna se esconde y las estrellas apagan su resplandor, cuando los grillos dejan de cantar y se nublan los colores de las flores, allí te confieso mi amor y mi dulce sentimiento, te susurro un te amo que queda atrapado en mi boca.
La verdad que sé se me esfuma del alma, se desvanece ante mis ojos y el cielo llora, llora la vida, lloran los astros y lloro yo porque por más que quiera me es imposible confesarte lo que siento.
Grachi Abogo Esono
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