Somos el futuro de alguien
No llegaremos lejos; estamos lejos.
Somos el futuro en el presente de algún pasado.
Fuimos en aquel momento
la imaginación de un soñador embriagado de quimeras,
alguien que supo viajar dentro y fuera de sí mismo para encontrarnos.
Vislumbró nuestras caras,
el color de nuestra piel, la altura y el peso de nuestros corazones.
Percibió el olor a ébano enraizado en nuestras almas.
Cuando quedaba poco viaje,
el sonido de nuestras voces le detuvo,
una lágrima de emociones le enjuagó los ojos
por todo lo visto, oído y olido,
jamás pensado si la imaginación no se lo hubiera permitido.
Somos el futuro de alguien,
el brillo de nuestros ojos, refleja el alma que nos creó
antes de que la realidad se hiciera dueña de su sueño.
Incrustó en cada una de nuestras letras su espíritu
para que nuestros poemas tuvieran vida propia.
la pasión que nos acompaña brotó de un anhelo exagerado.
De un amor inmensurable
por ver a la poesía de sus mares rozar otras costas.
Vivimos por la poesía, no de la poesía.
Aprendimos el lenguaje del misterio
con el susurro de su voz en nuestras conciencias,
despierta cuando dormimos y dormida cuando despiertos,
el paisaje parecía una hermosa doncella que baila para nuestros sentidos.
Era él, era él en forma de espejismo,
guiando el destino hacia nosotros.
Para que su horizonte no fuera un desconocido murmurando
lo que a gritos debería expresar.
Somos el futuro de alguien,
de algún poeta olvidado y que vive en nuestras voces.
Somos el futuro de alguien,
de algún narrador ágrafo que quiso perpetuar sus leyendas en letras.
Sí, somos este futuro que alguna vez soñaste con los ojos abiertos.
Bonini Nguema
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