La "normalización" de conductas de violencia de género en los hogares y en las calles siempre será un debate. Presentar esa situación en los escenarios a través del arte es un acercamiento hacia un diálogo próspero. Podemos hacerlo mejor, cada uno dentro de sus posibilidades.
Nosotros nos comprometemos a no ponerle mano encima a ninguna mujer (ya sea esposa, madre, hermana o abuela), porque la civilización -entendida como herencia cultural de cualquier sociedad, y no una imposición positiva del Occidente- llegó para no volver.
Seguimos trabajando
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