Recital de Grachi ABOGO
CINCO PÁGINAS
Miro una vez más a mi alrededor, el silencio y la penumbra se pegan a mí como una segunda piel, que asfixia mis sentidos. El calor inhumano de la instancia se siente en carne viva bajo mis poros y lentamente una gota de sudor se desliza por mi rostro, dejando un rastro salado a su paso.
Siento mis manos temblar y agarrar sin fe el lapicero y la hoja de papel que descansan sobre la mesa. Me siento sin mucha convicción y sin ánimos a la templada y maltrecha silla de madera, la cual chirría un poco cuando me siento, como si se quejara de mi contacto. Al menos este chirrido hace que el silencio atronador huya por un segundo pero después de nada vuelve a pegarse a mí, acallando mis ganas de gritar.
Paso al menos dos minutos observando con incredulidad el papel en blanco que sostengo sobre la mesa. Mi mente instintivamente se paraliza y lo único que veo es, bueno, la verdad es que no veo nada.
Gimo dolorosamente mientras deposito el papel encima de la mesa y con determinación alargo mi mano hacia el lapicero y me resuelvo a empezar mi declaración. " sólo cinco páginas ", me recuerda mi mente.
Mi corazón empieza un insípido martilleo cuan tambor en canto de guerra en mi pecho y siento mi sangre bullir y calentarse dentro de mis venas. Siento una imperiosa necesidad de expulsar y escupir todas mis frustraciones sobre la diminuta hoja de papel, que permanece inamovible e inmaculada sobre la mesa.
Como si estuviera accionada por una fuerza externa a mí, mi mano comienza a escribir, desvelando toda mi oscuridad, con la esperanza de que se evapore ante la luz.
Sólo dispongo de cinco páginas.
La instancia en la que estoy, apenas iluminada por la endeble llama de una oxidada lámpara, se hace cada vez más sombría y siento la oscuridad cernirse sobre mí, mientras el lapicero que guio sobre el papel roza sin piedad y a velocidad de la luz la fina lámina de papel que amenaza con romperse en cualquier momento. Es imposible controlar el fuego que siento dentro.
Te amo África,
Tierra negra oscurecida por el sudor de tus hijos,
Los cuales bañados de un sol que nace en tu horizonte,
Arrastran las pesadas cadenas de un pasado que te ha herido.
Te amo África,
Cuna de esa humanidad que ha muerto pero que no abandona tu tierra,
Que cadáver sin vida se viste del verde de tus bosques,
Y se baña con las lágrimas de los ancianos,
Que postrados sobre sus camastros de madera lloran tu muerte,
Lloran a esa humanidad que se alimenta de los traumas de los guerreros que han clavado sus lanzas al suelo y se han arrodillado en señal de rendición.
Te amo África,
ahí situada sobre un mar que devora a los valientes que salen de tus entrañas,
Cruel bestia hambrienta que te vigila desde tus costas y sobrevuela tu cielo,
Dispuesto a cazar y a engullir la consciencia de aquellos que se resisten a vender su alma al diablo de las ideas importadas,
Ese mismo que te acecha paciente, limando sus garras con la ignorancia y la sumisión,
Dispuesto a emplearlas contra tu espíritu, el espíritu panafricano.
Te amo África,
Aunque llores todavía tu gran desgracia,
Te amo así, aunque escondas tu dolor tras un muro de complejo de inferioridad,
Te amo, aunque sé que tal vez no te cures nada,
Eres paz África, a veces guerra,
Faraón que todavía no ha llegado a su trono.
LIBRE HOMICIDA
Por fin lo hice, después de tantas dudas,
Después de leer todas las notas de advertencia,
Por fin me decidí.
Fue bastante sencillo, lo confieso,
Solo tuve que adentrarme en ese espiral de oscuridad
Y convivir por un día con el monstruo de la impaciencia.
Lo planee durante mucho tiempo,
Todos los días me ponía al borde de ese precipicio, pero siempre dude,
Dudé de la voz maquiavélica que me gritaba que saltara,
Que me decía deja todo y diézmate al abismo,
Reúnete con tus miedos en el universo del no retorno.
¿Cuántas veces intenté agarrarme a barras de paja?
Las mismas que se desvanecieron a mi contacto,
Lo juro que lo intente,
Quise seguir con la razón de mi instinto de supervivencia,
Luché por no ser consumida por las tinieblas de mi pensamiento,
Pero no pude.
Y al fin lo entendí, abracé mi verdad,
Persona egoísta, soy lobo incluso para mí misma,
Devoré cada parte de mí que me mantenía ligada a la cordura.
Y acabe haciendo lo inevitable,
Cogí el arma de la decisión y lo hice,
Mi corazón gritaba de dolor mientras te apuñalaba lentamente y sin piedad,
Mi instinto me empujaba a clavar el arma lo más hondo que pudiera, quería ver el dolor reflejado en tu rostro,
Sentir tu sangre fresca resbalar del cuchillo a mis dedos, quería que gritaras,
Que suplicaras por vivir,
Sentí tu dolor con cada de las puñaladas,
Grité cuando gritabas,
Creí que moriría contigo,
Me vi cerrando los ojos esperando que el ángel de la muerte también viniera a por mí,
Desee morir contigo ¡dios! Era insoportable el dolor,
Quería que nuestros ojos se cerraran al unísono y acompañarte en tu fatal destino.
Vi con expresión macabra cómo tu alma abandonaba su cuerpo,
Y el frio se apoderaba de tus órganos vitales,
No podía creérmelo, realmente habías muerto.
Mientras te escribo esta carta que seguramente no leerás,
Veo tu sangre esparcida por el piso, tan roja,
Hace unos minutos corría por tus venas,
Mis manos todavía tiemblan de excitación,
Están manchadas de tu esencia roja.
Tu cuerpo frio y ceniciento yace indemne junto al sofá en el que tantas veces nos acurrucamos para llorar y planear tu muerte,
Se me ocurren mil ideas para deshacerme de él, pero prefiero sepultarlo bajo estas pesadas letras manchadas con tu propia sangre.
Adiós mi otro yo, la vieja persona que siempre vivió conmigo,
Te enterraré querida yo, junto con la negatividad, la poca estima y la falta de amor propio,
Para que tengas con que entretenerte en tu sueño ultimo.
NO ME COMPARES CONTIGO
No me compares contigo,
Tú y yo no somos iguales,
No finjas sentir mi dolor cuando sientas en tu rostro el calor de un foco,
Y tengas un micrófono pegado a tu barbilla.
No me compares contigo,
Yo me despierto cada día con los grilletes de la opresión en mi muñeca,
Tú te despiertas con el buenos días salido de los labios de alguna belleza exótica,
Y con un copioso desayuno ya preparado.
Tú y yo no somos iguales, no pretendas que sí,
Camino todos los días más de cuatro manzanas en busca de esa agua que en su día me prometieron,
Tú sales en las redes sociales con un texto grandilocuente que apenas puedo leer,
Y hablas de mi desdicha como si la conocieras.
Mejor búscate a otro de quien aprovecharte,
Ya estoy harto de que las caras famélicas de mis hijos,,
Sean portada de tus revistas y foros.
Deja de utilizar el nombre de mi pueblo para parecer el mesías,
Cuando no conoces los colores de nuestra bandera y
nunca has sentido la emoción de cantar nuestro himno a voz en cuello
mientras unas pesadas lagrimas mojan tu rostro.
Das discursos desde la sombra escondido tras la pantalla de algún dispositivo,
Acobardado y temeroso de ser atrapado por la fiera,
Y pretendes que te sigamos y te proclamemos nuestro héroe,
Cuándo aprovechas nuestras historias y las haces tuyas.
No hables más de mí mientras me quemó en este asadero,
¿Acaso has vivido cerca del opresor?
¿Le has visto alguna vez pasar repartiendo sonrisas,
mientras te saquea hábilmente,
y te despoja de la última oveja de tu rebaño?
No me compares contigo,
Mi lucha no es contigo, es con aquellos que comparten mi día a día,
Mi lucha es por aquellos que al igual que yo caminan bajo este cielo ensombrecido,
Arrastrando las cadenas del yugo oxidado por nuestras lágrimas
Tú disfruta de tu buena suerte en Europa,
Ya nada te une a nosotros,
No busques confundirnos en nuestra marcha por la libertad,
No nos recuerdes lo que sabemos, lo que vivimos todos los días.
TODO ESTÁ MUERTO
Muerta la pasión que fue siempre amiga de nuestras aventuras,
Muerta la fantasía en la que te soñaba y te sentía,
Muerto el deseo que nos manejaba a su antojo Como a dos marionetas,
Y nos atraían el uno hacia el otro de una manera tan irrefrenable,
Qué no con toda la voluntad del mundo hubiera conseguido resistirme a ti,
Al aroma de tu cuerpo que embriagaba mi razón hasta convertirme en prisionera de tus deseos,
De tus fantasías más obscenas.
Muerto el calor que desprendían nuestros cuerpos,
Víctimas de la fricción del contacto carnal,
Muerta la necesidad de sentir tu piel desnuda fundirse dentro de mí,
Muertas las noches en las que mis gemidos de placer se entremezclaban con el sudor de nuestros cuerpos.
Todo ha muerto,
Quemados los dos con aquella llama con la que jugábamos,
Inocentes indefensos ante el poder destructor del amor,
Sí, ese amor con máscara de lujuria,
Él mismo que poco a poco fue haciendo añicos nuestra libertad.
Somos prisioneros de la magia de nuestro contacto,
De la dulce ignición que nos consume a Fuego lento,
Todo ha muerto,
Inertes tú y yo,
Inertes la máscara de la lujuria,
Inertes las brasas en nuestras miradas.
LA GALA DE LA NOCHE
la noche ya está consumida,
El cielo ya se vistió de negro,
No hay estrellas que contemplar,
No hay luna que disperse la oscuridad.
El poblado está sumergido en una aparente calma,
Qué pronto será interrumpida
Por las voces de aquellos que viven en la noche,
Los que se esconden tras las sombras de las pesadillas de los hombres.
A lo lejos se oye el cantar de un búho,
Anunciando el inicio de la gala,
Se despierta las almas dormidas,
Para que unan a la ceremonia.
Esperpentos y muertos salen de sus cuevas de gusanos,
Y van al encuentro de sus amores perdidos,
Se han vestido de mugre y podredumbre,
La peste y el hedor son los perfumes con los que han rociado sus flácidas carnes.
Las criaturas del más allá
Bailan las música de la muerte,
En compañía de los espíritus de la naturaleza,
Mientras los hombres iniciados tocan el tambor.
La gala expuesta está,
Los príncipes de la brujería vienen a participar,
Les han sentado sobre tronos de calaveras,
Hoy es la fiesta del sacrificio, es el día de la sangre.
Todos brindan contentos,
Contorsionan sus cuerpos al ritmo de los tambores,
Sus entrañas podridas rugen de alegría,
Se ríen deseosos de hincar sus dientes en la tierna y fresca carne de algún humano despistado.
Los espíritus se poseen entre sí,
Están ebrios de inmundicia y perversión,
Visitan las puertas de la casa de los hombres,
En busca del manjar que alegre sus paladares.
Ya llegó el que ha de ser sacrificado,
El evú ya eligió a su víctima,
Lo están llevando al matadero,
Le han rociado de condimentos y especias.
¡Viva la fiesta! Proclaman en lenguajes demoníacos,
Sus lenguas giran en sus bocas,
Gritan y chillan de placer,
Por fin van a saciar su deseo de carne humana.
Huyan los no conocedores,
Encerraos en vuestra ignorancia,
Echad el pestillo a vuestra puertas,
Huida de la risa de la noche.
Huid del cántico del pájaro que no duerme,
No miréis por vuestras ventanas,
Ni OS alarméis por los llantos de los perros,
Duerman ajenos a la celebración.
DESCANSE EN PAZ
Descanse en paz dulce corazón,
Cierra tus ojos al amanecer,
Totalmente entregado a tu dolor,
Llora, retuércete todo lo que quieras en tu miseria.
Los cánticos de tu pasado se han vuelto llantos,
Ayer rebosabas de vida y hoy estás inerte en mi pecho,
Las tinieblas te han cubierto porque has muerto,
Moriste ante mis ojos y nada pude hacer.
Las lisonjas que te asesinaron son las mismas que te hacían latir,
Como quien observa una escena ajena a él vi cómo te arrastraba a su oscuridad y te tendía la red en la que sin remedio quedaste atrapado,
Ni siquiera luchaste por salir, por ser libre,
como un cordero te dejaste guiar al matadero, tan dócilmente.
Fuiste víctima de tus propios latidos,
Pasión letal que acabaría destruyéndote por completo,
No dejando nada más que una cáscara vacía.
Tú y él, dos corazones unidos, binomio inseparable,
Dos almas necesitadas del calor de sus cuerpos,
Pero tú, mi corazón, te entregaste en cuerpo y alma a las brasas de sus palabras,
Te dejaste consumir por el fuego del deseo y ahora no eres más que un espacio hueco en mi interior.
¿por qué dejaste que el veneno que destilaban sus besos contaminara tu sangre?
¿por qué permitiste sus ojos clavaran sus dagas en ti?
No debiste fiarte de sus adulaciones,
No debiste dejarte guiar por tus traidores sentimientos.
¿Tan ingenuo eres, corazón?
¿Cómo no te diste cuenta del juego peligroso en el que te enredaste?
Los mismos sentimientos que ayer te mantenían vivo hoy son tu ataúd,
Mis lágrimas el adiós que te diré siempre
Y mi pecho la eterna morada donde has de descansar eternamente, Sin esperanzas ni vida.
Descanse en paz, dulce corazón,
Vayan los recuerdos contigo,
Revive con amargura tu historia en ultratumba,
Deja, deja ya de sentir.
Yo me vestiré de luto por ti,
Mi dolor por tu súbita muerte llevaré marcada en mi alma,
Ayer soñabas, amabas y reías,
Hoy has dejado de latir porque has muerto,
Y hoy yo también dejó de latir porque me has matado.
ÉL
Me siento totalmente atrapada bajo estas redes que gobiernan mi vida.
Soy una muñeca manejable controlada por fuerzas externas a mí que dictaminan lo que he de ser, lo que he de sentir y lo que he de pensar.
Me alimento de verdades absolutas y prejuicios ajenos y no tengo voluntad propia ni juicio particular válido, no soy más que una mera marioneta, una hoja libre movida por ideas externas y nocivas, cuya única misión es eliminar mi sentido de la razón y reducirme hasta convertirme en una autómata programada para obedecer y guardar silencio.
No soy yo, no son mis pensamientos ni mis sentimientos, son los de Él, siempre lo han sido y yo para toda la vida soy suya, soy totalmente de Él.
Sin Él no soy más que una masa de carne vacía, sin sentido alguno, expuesta a los apetitos mundanos.
Estoy atrapada y no sé cómo salir, ni siquiera sé si quiero salir, pues ¿Qué me espera si me alejo de Él, si abandono esta alma máter que es mi sustento? Las respuestas a estas preguntas quedarán para siempre grabadas en mi ser cual incógnita que no sé si algún día lograré despejar.
¿libertad? Soy libre de alguna manera que no logro comprender. Mi libertad no consiste en el libre albedrío, mi libertad consiste en lo que Él define como libertad, la libertad incluye la posibilidad de negar la propia libertad y por eso soy libre.
Esta misma burbuja, la burbuja de la libertad, es mi gran mazmorra, las ideas inculcadas que llevo dentro son las cadenas que me mantienen atrapada en esta realidad ilusoria, no tengo escapatoria, no puedo escaparme.
Me resigno a ser suya, me resigno a esta prisión dorada, me resigno a ser lo que no soy, me resigno a guardar silencio, a apagar mi voz para siempre, me resigno a vivir en libertad sin ser libre.
13 DE JUNIO
Mi amigo Fermo
Cayose de tiempo enfermo
El cual poco a poco le consume
Hasta que al final se esfume.
¡Oh, mi amigo enfermo!
Hoy cumple un año más
Y al mismo tiempo, uno menos
Hoy cumples una vez más
Y los momentos juntos pasados
Parecen ajenos.
¡Maldita condición!
Que hemos convertido en celebración ¡maldita restricción!
Sobre la cual, no tenemos elección ¡maldita situación!
Que es una maldita maldición;
De tristeza se satura mi corazón
Al pensar que hoy,
Debe ser un día de celebración.
A veces creo que estas fechas
Son flechas hechas
Para herir con tristeza
Y hacernos recordar
Que la muerte acecha.
Curiosa es la enfermedad
Que padece Fermo
La cual se llama edad
La cual no tiene cura, ni un placebo
¡oh mi amigo Fermo!
Cayose de tiempo enfermo
¿Quién hallará el antídoto
Para este veneno?


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